EN UNA CHARLA DE CORRIDOS PROHIBIDOS DE VILLAGOMEZ
Efraín González con su muerte hace que la guerra se vuelva
verde, las esmeraldas resuenan en la cabeza de los codiciosos, de los muertos,
de los buscadores de problemas en el corazón de esa esmeralda, de esa cantante,
en el viento de ese grupo con chaquetas de cuero y prosas con tufo, que cantan
en las casas de Saúl Fajardo, de Gilberto Molina, de Gonzalo Rodriguez Gacha.