EN UNA CHARLA SOBRE LA DIASPORA DE PALENQUEROS EN LA CAPITAL DEL PAÍS.
Un barco de esclavos naufraga en los espacios de
convergencia de Michel Foucault.
Una red de luchas con bandera de
raza, con marimbas de chonta y peinados que venden la fruta del abogado, del
esmeraldero, del blanco encorbatado que le impone la permanencia en una ciudad
que se murió de frio en los inicios del siglo XXI.