Nací en Agosto en un pueblo
acalorado al sur del Tolima.
La sombra de mi infancia aún se
asoma en mis recuerdos.
Soy hijo de Vicente el orador y
panadero.
Mi madre es una mujer Emérita, mis
hermanas son lluvia, espanto, silencio, inocencia, dolor.
Poco después de mi primer llanto, aparecí gateando en un
cultivo de uchuvas.
Loros imaginarios me acompañaron en el viaje a las vocales.
Conocí el amor infantil detrás de un portón oxidado.
Seis años tenía cuando besé la boca fresca de Claudia.
En el colegio nunca me distinguí de los demás, vivía
enamorado, ensimismado, taciturno
Le tenía miedo al diablo, a los curas y al uniforme de los
policías
Con el tiempo estos miedos se han vuelto admiración y
repudio.
La adolescencia me
heredó un gusto pervertido por la música
Por la comida bien preparada
Por Edgar Allan Poe y Raúl Gómez Jattin,
Por la charla inteligente
Por el teatro del absurdo
Por Miles Davis y Jorge Veloza.
Por Cortazar, Aldous Husley, Fernando Vallejo, Paulo Freire
Por Ionesco, por Cervantes, por Álvaro Mutis y García
Marquez
Por la hermenéutica. Y aunque le suene raro a mi madre; por
algo de la teología.
Alguna vez fui lobo indefenso en
una ciudad de flores carnívoras
Vi partir fantasmas sudados por
un camino que conducía al monte
Me bañe en ríos de aguas
diferentes, aguas verdes, aguas calientes.
La poesía me hizo zancadilla en
un descanso en el colegio.
Las voces que traen palabras para
estampar en la memoria de las hojas, todavía me hablan
Me hablan desde el tubo justiciero
del tiempo.
He viajado sin moverme, he sido
aficionado historiador
He Soñado que soy buitre, que soy
árbol, que soy libro.
Me he enamorado de la cintura y
el corazón de Lucia.
Con ella he soñado muchísimo.
¡Hemos soñado!
¡Por entre las calles asustadas
de los pueblos del viento suceden siempre los sueños!
Sueños que siguen soñando con el
paso del tiempo
Sueños que están siempre dentro
de los mismos sueños.
Usme.
Agosto 16 del 2014.