Juanita y el Narrador en su casa de la calle de las maderas.

Juanita acaba de encender un piel roja. Ha ido debajo del marco de la puerta, quiere que yo la dibuje. Me acerca papel periódico y lápiz.
- haber señor escritor, intente hacer un dibujo de mi cuerpo en esta posición.
Y se tira contra la puerta y me muestra su espalda desnuda entre nubecitas de humo de cigarrillo. Dejo de escribir, voy a los dibujos que se muestran liberadores. Su cuerpo es delicioso así desnudo, me gusta ver de esta manera a Juanita, me gusta cada pose y el ambiente con humo de cigarrillo. Juanita se cansa muy rápido en cada una de las poses que hace; por lo que tengo que hacer mi trabajo de dibujante a un ritmo intermitente. A veces le da por poner el cigarrillo piel roja en el centro de la composición.
- dibuje el cigarrillo, dibuje mis manos con el pechesito ¿ya?
Así nos la hemos pasado estos últimos cuatro meses. Vivo con Juanita en la quinta casa de la calle de las maderas, en un lugar que les iré describiendo y que se llama ¿Cómo? ¿Fusagasugá? ¿Colombia? ¿Sur America? El nombre es lo de menos, usted don djdrogas queda invitado a ser el testigo de los lugares que aquí se mencionan. Si ud cree -como yo- que las descripciones pueden cambiar la forma en que se vive dentro de un lugar; entonces queda invitado también a que le ponga el nombre que ud quiera a los lugares aquí descritos.
- Oiga don narrador, me canse, voy a bañarme. ¿vale que me pongo bien bonita y salimos a comer alguito?
Juanita solo utiliza diminutivos cunado realmente tiene hambre.
El ultimo de dibujo que hice de las manos de juanita siento que me quedó bien logrado, como que comienzo a razonar y a racionar las líneas de mis dibujos, tendré que hablar al respecto con el Buho que es el artista aquí.
Juanita pasa envuelta en una toalla.
- Oye; ¿me puedes comprar un sobre de shampoo de los verdecitos que tienen aloe? Dile a don Mario que lo ponga en la cuenta del Buho.
Me coloco un buso gris, me calzo sin calcetines y salgo a la tienda del vecindario, salgo en disfraz de mandadero, el sol pica un poco sobre mi rostro. En plena fachada de la tienda de don Mario veo a los parceros spirituals, un grupo de adolescentes que van por ahí entre las calles de este pueblo con peinados comunes entre ellos y caminado acompasado en las notas de un aparatico de color negro al cual se le conecta una USB con música electrónica, reggeton y salsa. Yo avanzo entre sus diálogos y su música como un fantasma recién levantado.
- Don Mario buenos días, hágame el favor y me vende un sobre de shampoo
De cual shampoo pregunta el.
- De los que siempre le manda pedir fiado la señorita Juanita.
Don Mario hace un gesto como de disgusto, me pasa el shampoo por entre un hueco de una vitrina.
- ¿Se lo pongo en la cuenta del marido?
Yo le digo que si a don Mario y salgo de la tienda.
No puedo evitar que se me pegue la melodía que escuchan los parceros spirituals, tarareo esa melodía pegajosa mientras pienso que don Mario esta equivocado con respecto al tipo de relación que existe entre Juanita y el Buho. Uno de los parceros que viene por la esquina se deja iluminar el peinado por el sol de manera gradual, pienso en fotografías de peinados como los que se hacen los parceros, hasta imagino como me vería yo con un peinado así.
Ahora, cuando ingreso de nuevo a esta casa siento que mis pensamientos se desvanecen, es como si mis intenciones con la narración se evaporaran, dejo de tararear la música de los parceros. Juanita está desnuda y camina en dirección al baño, acaba de colocar una banda sonora para el momento que viene, la música de Juanita siempre va a ser precisa, muy acorde a los momentos. Me mira.
- ¿quieres bañarte conmigo?
Por supuesto que quiero, me encanta bañarme con ella, me desvisto rápidamente, arrojo la ropa sobre una atravesada lámpara. Ahora le doy besos a los hombros de Juanita en el baño, debajo de ducha me reconforto con sus nalgas carnudas. Juanita baila un suavecito ritmo bajo el agua fría que nos toca la piel. El agua que resbala por entre los senos de Juanita hace simbiosis con el bossa nova que esta sonando, sus caderas son una metáfora de mas que nada, Juanita se mueve entre el piano de Sergio Mendes.
En este juego hermoso a veces se nos va la mañana, se nos han pasado cuatro meses, el sexo con ella es así, nada se programa, ella atiende sus necesidades en una lógica de desvaríos con la cotidianidad, yo soy un espectador en su vida y la narro porque veo algo de liberador en esta tarea. Juanita me excita -como siempre- esta vez debajo del agua fría.
- El frio es sicológico mi escritorzuelo.
Mientras me dice esto me acerca su culo a mi verga erecta e inmediatamente lo aleja.
- Enjabóname la espalada por fa.
El color de la piel de Juanita es perfecto, siempre me hace evocar la paleta de las ultimas pinturas del Buho.
- ¿Cuándo fue la ultima vez que hicimos el amor aquí?
¿le pregunto? ¿me pregunta? En este punto no se quien esta interviniendo.